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Esas personitas, que me dan ánimos todos los días:

martes, 20 de diciembre de 2011

Capítulo 6

Tumbado, los rayos del sol corretean sobre su pecho desnudo, hace frío, pero no importa, las olas rompen contra la orilla, los arboles no se mueven, parecen estatuas, el acantilado a la derecha lucha por ganarle la batalla a las olas que chocan contra él fieramente, se incorpora, respira, se quita el pantalón y corre hacia el agua, está congelada, cierra los ojos y sonríe, hace el muerto, deja que el agua le congele hasta la última parte de su cuerpo, se queda así un buen rato, pensando en nada y en todo, abre los ojos y el sol le daña los ojos, se sumerge y observa a los peces, sale del agua, se pone el pantalón y sin secarse se sube a su moto y se va. El viento le da en la cara, es por la mañana, temprano ¿Serán más de las seis? No, y tampoco importa, está amaneciendo, ha pasado la noche fuera, ni siquiera recuerda como se llamaba, solo que estaba buena, pero el nombre es lo que menos importa, no la volverá a ver.


Una bonita bufanda cuelga de su cuello, formando círculos en el viento, ondeando como una bandera, el aire le arranca el olor a su delicado perfume, lleva un gorro, violeta, que le cae hacia un lado, un bonito vestido verde a juego con unos leotardos esquivan los charcos que han quedado de la noche, un grueso abrigo la aísla del frío que hace en la calle, de pronto se para delante de un escaparate, el vestido, aquel vestido rojo, tan bonito que vio el otro día en le centro comercial, en esa pequeña tiendecita está más barato porque es de segunda mano, pero sigue siendo caro, suspira, y sigue andando por la calle, sábado, las ocho y media de la mañana, solo se le ocurre a su madre despertarla a esa hora para que le compre unas pastillas en la farmacia. Las lleva en uno de los bolsillos de su abrigo verde botella, no es muy alta, más bien bajita, su cabeza piensa en mil cosas a la vez, está enamorada, pero todavía no sabe muy bien de quién. La calle está vacía, solo pasa un Mercedes por su lado. Entra en su edificio y sube por el ascensor, a esas horas ya huele a tabaco, Lucky, llega a casa y el calor la sofoca, se quita el abrigo y le da las pastillas a su madre, se mete en el baño, se quita toda la ropa y se mete en la ducha, con el sonido de la ducha no escucha el mensaje que le han enviado, por lo que tardará mucho en leerlo. "A las once y media en el Teatro París".

Espera, impaciente, pasan de las once y media, no se da por vencido, espera más, sabe que irá, tiene que hacerlo.

Alba sale de la ducha, y se viste con la misma ropa que antes, coge su móvil y lee el mensaje, mira el reloj apresurada, doce menos cuarto, sale disparada de casa con la excusa de que tiene que ir a comprar una cosa para clase y echa a correr, queda bastante lejos el Teatro de su casa, coge el metro, que la deja casi al lado, echa a correr, mira el reloj, doce en punto, probablemente el que le mandó el mensaje ya se habrá ido, no sabe quien es, pero lo intuye, llega corriendo al Teatro haciendo resonar los zapatos en la acera, allí está, sonríe, no se esperaba a otro, él le sonríe también, su moto está a su lado. Ella se para en frente de él.
-Pensé que te habías enfadado, estaba preocupada.
-¿Te preocupas por mi?-Sonríe él.
-Pues...sí.-Él sigue con su cazadora de cuero, como siempre.
-Pues no te preocupes más por mi, ¡Jo! Hoy vienes muy tapada, con lo bonitas que son tus curvas.-Ella se sonroja.
-Pues te tendrás que fastidiar.-Dice resuelta.
-No, nunca me quedo con las ganas.-Los dos se sonríen.-Cierra los ojos.
-¿Para qué?
-Quiero llevarte a un sitio.
-Esta bien-Ella cierra los ojos, sonríe cuando nota la venda sobre sus ojos. Él la ayuda a subir a la moto.
-Agárrate fuerte.-Dice, Alba se aprieta a su espalda, su corazón va demasiado rápido. La moto arranca y Óscar la lleva por la carretera, un poco de claridad se cuela entre la venda de Alba, el viaje es largo, pero los dos lo disfrutan. Al llegar Óscar lleva a Alba hasta la arena, la misma donde ha estado tumbado esta mañana, y le quita la venda, lo primero que ve Alba es el mar, un "¡Ohh!" se escapa de su boca, mira a su derecha el acantilado, los árboles, el horizonte donde el mar y el cielo se funden sin ningún intruso más. Alba se gira hacia Óscar y lo abraza.
-¿Te gusta?
-Me encanta.-Dice esta sonriendo lo más que puede.
-Es mi sitio, mi escondite, está muy escondido entre los acantilados por eso casi nadie lo conoce.
-Dios, es precioso.-Óscar le devuelve el abrazo.
-¿Quieres bañarte?.
-¿Qué? ¡No! Hace frío ¡Ni hablar!.
-Está buenísima.
-No, no me baño- Óscar se queda en calzoncillos y corre al agua, se mete de golpe, de cabeza, sale enseguida.
-Está muy buena.
-Vale, pero no me baño.
-Sí, te vas a bañar.
-¡Qué no quiero...-Óscar no la deja terminar y la coge en brazos mientras la lleva a la orilla.-¡Bájame!-Alba patalea, y grita, inútilmente.
-Relajate, te vas a hacer daño-Le regaña Óscar.
-Vale, vale me baño, pero déjame quitarme el vestido, que si llego empapada a casa me matan-Alba corre a la arena, mientras Óscar se sumerge en el agua, Alba se desviste y se queda en ropa interior, un bonito sujetador a juego con unas bragas color blanco con bordados lilas es lo único que tapa su cuerpo. Se acerca a la orilla un poco incómoda, Óscar la mira, sonríe, Alba se incomoda aún más.
-Vamos, ¡Al agua!.
-Es que está muy fría...-Óscar sale del agua y la mira a los ojos, Alba lo mira y se pierde en su mirada, Óscar aprovecha y la agarra por las piernas y se la cuelga al hombro.
-¡Bájame, idiota!-Ríe Alba dando patadas y puñetazos, otra vez, inutilmente. Óscar no la escucha y se tira al agua con ella. Alba nota que el agua le corta las piernas y sube a la superficie inmediatamente, nada un poco hacia el fondo para entrar en calor, con los ojos cerrados-¡Imbécil, te odio!-Abre los ojos, no hay nadie.-¿Dónde estás?-No tiene tiempo a decir nada más alguien la sumerge, está muy profundo, abre los ojos y ve a Óscar, le sonríe, y ella también, Óscar sube arriba a por aire y ella le sigue.
-Te odio-Le dice sonriéndo.
-Está buena el agua ¿A que sí?, por cierto, te dije que no me quedaría con las ganas de verte en ropa interior, y lo he conseguido.-Alba se ríe, ya se ha acostumbrado a él.
-Bueno, no te acostumbres-Le dice ella. Óscar se abalanza sobre ella y la sumerge de nuevo, los dos abren los ojos y Óscar la empuja hacia el fondo, abajo el agua está aún más fría los dos mueven los brazos para no flotar a la superficie, Alba tiene la piel de gallina, se miran, y se acercan, Óscar la agarra, y la atrae hacia sí, esta vez nadie los interrumpe, se besan, el corazón de Alba se desboca y piensa "¡Por fin!", cierra los ojos y se deja llevar, se olvida de que está en el agua, los dos lo hacen, se olvidan de todo excepto del otro, no se dan cuenta tampoco de que por la sal, han flotado y ya están en la superficie, pero ellos se siguen besando, Alba subida a Óscar, en aquel paisaje, en aquella mañana, en aquel instante, que va a recordar siempre.

6 comentarios:

  1. ¡Ohhhhhh! ¡Qué preciosidad!
    ¿Soy la única enamorada de Óscar? jajjajaa
    me encantas Julia! :)
    ¡besos!

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  2. Jajajajajaja Muchas gracias! :) No tranquila, yo también estoy enamorada de él! (;

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  3. Madre mia **__**
    Sube otro cap. rápido, me encanta aunque todavía no me fio mucho del Óscar este.. jajaj pero adoro la historia (:

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  4. A laaaaaaaaa! como no te fias de Óscar? Jajajajaja que mala! xD aún lo tengo que escribir jajaja Besos!

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  5. OOOOOOOOOH, me encanta tu historia julia! ¡Es preciosaaa! Escribes superbieen, estoy deseando que subas otro cap :)
    ¡Besoos!

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  6. ¿Quien eres? Jajajajaja :) Gracias ^^

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Gracias por comentar! :) Para mí son muy importantes los comentarios, porque es lo que me hace seguir escribiendo, lo que me da ánimos para seguir...Bueno Un besazo! Y gracias por comentar! :)